La historia sin fin
Por Claudio Martínez, historiador de moda.
¿Qué mejor que una enorme pantalla para difundir estilos y modas al mundo? Eso parece ser lo que pensaron los fundadores del cine, que hasta ese entonces se dedicaban a la industria de la moda. Tuvieron la visión y la echaron a rodar. Cine y moda, la historia que los une.
Génesis del cine
El cine tuvo padres que determinaron el valor de la moda como uno de sus principios más importantes. Desde New York llegaron a Los Angeles, trayendo amigos y colegas del gremio textil, Harry Warner (de Warner Bros, fundada en 1918) que se dedicaba a la industria del calzado, Samuel Goldwyn (cofundador de la Metro-Goldwyn-Mayer) a la industria del guante y Adolph Zukor (fundador de Paramount Pictures) a la peletería, para crear la industria del cine.
Exigieron los materiales más nobles y auténticos sin importar los costos, lo barato no engañaría a las cámaras y menos al público.
Convirtieron a la pantalla en una difusora de estilos y modas, estrellas y situaciones cambiaron las costumbres de miles de personas en el mundo.
Rostros y siluetas, gracias a la fantasía de los diseñadores y maquilladores crearon la ilusión de los espectadores, fueron imitados y reproducidos por las revistas de espectáculos, igual que por las de moda.
Primeros/as protagonistas
Elsa Schiaparelli, diseñadora italiana contemporánea a Coco Chanel, aseguraba en la década del treinta “las modas de las películas de hoy, serán nuestras modas del mañana”.
La unión del diseñador Adrian y Joan Crawford, imponen las hombreras, el vestido que luce en Letty Lynton (1932) fue copiado hasta el infinito por las tiendas Macy`s. En 1933 se leía en el New York Times “Paris podrá decidir lo que quiera, pero cuando Joan Crawford lleva mangas abullonadas, serán abullonadas para todas las mujeres”, esta diva instalo las cejas anchas y la boca moño.
La divina Greta Garbo, una mujer a quien la moda no le interesaba nada, lograba maravillar, y “vestirse a lo Garbo” fue un mandato. Lanzó las botas de goma con la gabardina (Ninotchka), los zapatos planos, las gorras náuticas, los trajes sobrios y la corbata, mezclo mechas lisas con flequillo. Otros estilos más jugados y audaces también tenían cabida, como los pantalones anchos, las camisas y poner los brazos en jarra imitando a Katherine Hephburn. La inolvidable “Gilda” en el cuerpo de Rita Hayworth, engalanada por Jean Louis, en un vestido de raso negro sin tirante, y los guantes al codo. Impuso las telas bordadas y los peluqueros crearon las melenas leoninas color caoba, pocas mujeres se animaban anteriormente a soltarse el pelo o teñirse de color.
La chica del suéter, Lana Turner, con “El cartero llama dos veces”, estableció el pantalón corto, el turbante, los zapatos topolinos y el twinset.
La guerra se entremete y pide la prohibición del peinado peek-a-boo bang en las fábricas, es que ese mechón provocativo y rubio que caía tapando uno de los ojos, impuesto por Veronica Lake, era el culpable de muchos accidentes, aunque las mujeres desocupadas lo ostentaron orgullosamente.
Promediando el siglo, embriaga una Liz Taylor (“La gata sobre el tejado”), con su ropa interior en satén y encaje, y aumentara la venta de los pijamas gracias a su compañero, Paul Newman. Con anterioridad, en el film “Sucedió una noche” (1934), Claudette Colbert impone el pijama masculino. Dos fenómenos se producen, el protagonista Clark Gable al quitarse la camisa, dejaba en descubierto el cuerpo, había eliminado del vestuario la prenda interior. Al día siguiente se agotan los pijamas, y disminuye la venta de camisetas, los fabricantes piden se retire el film de las salas.
Muchos años más tarde, un joven “Rebelde sin causa”, James Dean, estimula el uso de la camiseta de algodón blanca, cuello redondo y manga corta. Lo mismo obtuvo con el uso del tejano, las camisas a cuadros, las botas de vaquero y dijo ¡basta de corbatas!.
Marlon Brando enfatiza la imagen en “El Salvaje” con la cazadora de cuero ajustada con la cremallera cruzada y el pañuelo anudado al costado del cuello. La gabardina y los zapatos bicolores picados convertidos en un eterno clásico, transforman a Humphrey Bogart en un inolvidable.
Ellas seducirán montadas en stilettos de 10 cm., glorificados por Marilyn Monroe, obra de Ferragamo.
Y siguen apareciendo iconos de la moda para cada tipo de mujer. Grace Kelly siempre elegante en sus atuendos de corte muy cuidado, las faldas plegadas, las mas exquisitas adoptaron a Audrey Hepburn en sus jersey con cuello de cisne negros, los capri, los zapatos planos, como Sabrina, y los abrigos ¾.
El cine italiano aporta la primera diva internacional, Gina Lollobrigrida, con su “Pan, amor y fantasía”, los pechos se rebautizan como ginos o lollos, más tarde Anita Ekberg se baña en la Fontana di Trevi con una melena en cascada, zapatos en satén dorado y sus pechos se convierten en los más célebres del cine mundial. Las americanas no se quedan atrás en lo referente a moda interior sexy y Carol Baker se exhibe en un camisón transparente y muy corto, nace el Baby Doll.
“Y Dios creo a la mujer” (1956), Brigitte Bardot, BB, símbolo de la mujer mezcla de candor y sensualidad, de larga cabellera y un flequillo prolijamente desordenado, o en cola de caballo, que se luce en conjuntos de jersey y calcetines de banlon-strech que acentúan las piernas y los pechos.
los 60
La década del sesenta es revolucionaria en todas las costumbres, la música viene arrasando con el Rock and roll, sus iconos son Elvis Presley y Bill Haley, música y moda es igual a rock: camperas con tachuelas y flecos, el cuello a lo Elvis y el pantalón ajustado.
Se inicia la época del op-art y los movimientos underground, con sus pautas de rebeldía: las mini, los colores psicodélicos, las largas melenas en los hombres, el comic y el unisex.
Los Beatles con sus gafas retro, las chaqueas sin solapas y los pantalones pata de elefante salen desde Liverpool y Mary Quant desde Londres, donde una Julie Christie (Darling) con la boca pintada en beige, la cabeza batida, la bisutería sencilla, se luce en faldas cortas y panties, sale de la pantalla a la calle, incluida Buenos Aires. Un cuento de Cortazar inspira un film y este cambia la historia de la fotografía de moda, “Blow-Up”, Jane Birkin, Sarah Miles, Gillian Hills y la inimitable Verushka, modelos vestidas por Jocelyn Rickards, envueltas en estolas de organdí de Cardin, bolsos de Gucci o Fendi en poses totalmente innovadoras, como sus looks.
Los sombreros cosacos y los abrigos forrados y adornados en piel y los pantalones metidos en las botas, recuerdan a las mujeres del “Dr. Zhivago” (1965), mientras el abrigo de ante con cuellos y puños de cordero o piel son copiados de Anouk Aimée, (Un hombre y una mujer).
Los films continúan, y “El gran Gatsby”, representa otro grupo social, el de los hombres en camisa de hilo, pesada seda o en excelentes franelas; pueden ser rayadas, en estampados espirales o con cuadros y monograma, es el gran momento de Ralph Lauren.
Alborota John Travolta con su traje blanco de poliéster, camisas negras y zapatos con plataforma sugiere como engalanarse un día de “Fiebre de sábado por la noche”.
Muy cercanos, muy actuales: los 80
Los ochenta son los de las cabezas color oro viejo con trencitas que sonaban como cencerros, calcando a Bob Derek, “10 la mujer perfecta” y llega el desembarco de Armani, Gaultier y Yamamoto en Hollywood.
Con “Flashdance” (1983), se descubre la cultura del cuidado del cuerpo con los calienta piernas y los chándal. Y en “Buscando desesperadamente a Susan”, Madonna incitaba a lucir su estilo descarado y agresivo. Motiva el uso de la ropa reciclada. Gaultier le crea el panty corselette y el bustier cerrado con cremalleras y Versace le mezcló la ropa deportiva con la de gala calzada con zapatillas con plataforma.
Hasta la televisión se suma a la tendencia y toda una "Dinastía” refleja la nueva sociedad de ricos vestidos por Nolan Millar.
Culminado la década, el publico descubre la perfección de Yamamoto en “9 semanas y media”, en un armario impecablemente ordenado con abrigos negros largos, camisas planchadas a la perfección y medias blancas de lana. Prendas dignas de un hombre con el pelo cortado a la navaja y con la barba de 3 días.
Los demás ya es actualidad, cada uno decide quién es su ídolo y qué es lo que mejor le luce; el cuerpo esta de moda y cubrirlo de la mejor manera es el precio de la inteligencia.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
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